En realidad prefiero el chai latte

A principios de diciembre tenía muchísimas ganas de que llegara la navidad, de festejar el año nuevo, ahora me alegro de que se haya terminado eso, realmente no fueron las mejores fiestas de mi vida, pero tampoco fueron una tragedia. El hecho de que mi madre y mi abuela no prepararan la cena hizo que comiera menos, así que no empiezo tan gordo como lo hice el año pasado. La comida de los servicios de banquetes apesta en su mayor parte. Eso definitivamente fue algo muy diferente a lo que he estado acostumbrado toda mi vida, cambió eso y la sede de nuestras fiestas, debido a una reciente cirugía, mi abuela tenía que estar en reposo absoluto, así que no viajamos a donde siempre solíamos festejar... de verdad fue muy raro pasar la navidad en un lugar distinto. Por otra parte estoy contento, la unidad y solidaridad que mostró toda mi familia fue impresionante, cancelaron reservaciones, viajes, planes, y todos se quedaron aquí para estar con mi abuela. Estoy fascinado con mi prima Anabel, que es casi mi hermana, ella decidió venirse a vivir a esta ciudad un tiempo para cuidar a mi abuela, después de una adolescencia algo difícil, ha vuelto a ser la niña super guapa, fresita, inteligente y carismática que era antes, con el plus de una madurez impresionante. Hace unos días viajamos a la casa donde pasé mis primeros años de vida, y donde siempre festejábamos la navidad y el año nuevo, está más o menos a una hora de la ciudad en la que me encuentro ahora, creo que ella y yo somos quienes más apego tenemos por ese lugar y sus elementos... Fueron 3 días de mucho trabajo, bañamos a los perros, los sacamos a jugar, limpiamos la casa, curé la oreja de Circe (mi pastor alemán que ya está viejita), que tenía una infección horrible, después de eso y un buen baño, volvió a comportarse como una cachorrita. Nos la pasábamos comiendo en la calle, íbamos a comprar pan recién horneado, llevamos flores a la tumba de mi abuelo, quisimos estar con él antes de que se acabara el año. En la calle muchas personas nos reconocían y saludaban, tuvimos que abrazar a gente que ni idea teníamos quienes eran, pero andábamos tan de buenas que no nos importó. Tomé chai latte todos los días... Definitivamente, fueron mis mejores 3 días de diciembre. Iré más a menudo este año.